Los trajes de charro

Cierto día, se encontraban agrupados en un perchero cuatro trajes de charro, que eran unos de los más codiciados, ya que su belleza y elegancia sobresalía de los demás. Sin embargo, existía mucha competencia entre ellos mismos, quienes día a día se vivían compitiendo sobre quien tenía mejores atributos que el otro.

Pero llegó un día en que el anuncio que llegaría al pueblo el mejor charro del mundo. A lo que los trajecitos escucharon el comentario, las pelean entre ellos se incrementaron, cada uno quería ser aquel suertudo que pudiera permitir vestir al famoso y aclamado charro.

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-¡Yo tengo más brillos!, -¡Yo soy más elegante!, ¡Yo soy el más caro! Era lo que se escuchaba como discusión entre los trajecitos, que estaban desesperados y descontrolados por hacer sentir menos a los demás, con la finalidad de que no se lucieran para ser escogidos por el charro.

Luego de muchas humillaciones entre ellos, llegó el charro a decidir finalmente que traje sería el que utilizaría. Pero para sorpresa de los trajecillos soberbios y humilladores, el charro escogió otro traje con mejores atributos, que no formaba parte de aquel grupo que llevaba días discutiendo e insultándose entre ellos.

Pero esta fabulilla mexicana nos deja una importante reflexión, nunca debes apagar la luz de los demás para encender la tuya propia, esto es solo un arma de doble filo que te llevará a consecuencias desagradables e inesperadas. Todos tenemos atributos y habilidades especiales, pero éstas no nos convierten en superiores a los demás. Es por ello que nunca debes humillar a nadie que sea diferente a ti.

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