El caballo y la cabra

Fábula de Iriarte

Estaba una cabra muy atenta

muy largo rato escuchando,

de un acorde de violín

el eco blando.

fabulas de iriarte

Los pies la bailaban de contenta,

y a cierto jaco que, también suspenso

casi olvidaba comer el pienso,

dirigió de esta suerte la palabra:

¿No oyes de aquellas cuerdas la armonía?

Pues sabe que son tripas de una cabra

que fue en un tiempo compañera mía.

Confío (dicha grande) que algún día

no por menos dulces trinos

formarán mis sonoros intestinos.

Volviéndose el buen rocín, y respondióla:

a fe que no resuenan esas cuerdas

sino porque las hieren con las cerdas

que sufriendo me arrancaron de la cola.

Mi dolor me costó, y pasé un buen susto

pero, al fin, tengo el gusto

de ver que gran lucimiento

debe a mi auxilio el músico instrumento.

Tú, que satisfacción igual esperas,

¿cuándo la gozarás? después que mueras.

Así, ni más ni menos, porque en vida

no ha conseguido ver su obra aplaudida

algún mal escritor, al juicio apela

de la posteridad, y con ello se consuela.

¡Por cierto! Antes de que te vayas, queremos recomendarte esto que seguro que te interesa:

Son una serie de contenidos a parte del que has leído que puede ser interesante para tí ¡Muchas gracias por leernos!

¡Comparte ahora en redes sociales!