La gaviota y la flaminga
Erase una vez, en una época cercana a los carnavales del floral, unas amigas que se encontraban disputando el título de la reina de dichos carnavales. Todas anhelaban el hermoso vestido blanco con capa roja que lucirían en caso de ser electas; y ni hablar de la corona, con muchos metales y piedras preciosas que las haría lucir como todas unas hermosas reinas.
La gaviota era más pequeña, descolorida y tímida que la flaminga, que como sabemos es alta, rosada y bastante elegante. Dadas sus facultades físicas que la hacían muy atractiva a los ojos de todo el floral, la flaminga asumía desde mucho antes del concurso, que iba a ganar el preciado premio. Constantemente vociferaba a sus amigas con mucha egolatría:
-¿Han visto a la gaviota que representa mi competencia? ¡Qué va! Ella es fea, pequeña y no tiene gracia. No se porque se postuló al concurso si está más que seguro y previsible que ella va a perder. Pero bueno, hay que dejarla ilusionarse por unos instantes, igual esa corona será mía, y yo seré la nueva reina de los carnavales del floral.
Llegó el día del esperado concurso, la gaviota se encontraba muy nerviosa, pero no perdía las esperanzas de ser la reina de los carnavales y lucir el hermoso vestido típico de ese tipo de concursos para quien resultara ganadora.
La flaminga por su parte, se encontraba más que segura y confiada con que sería la ganadora. A su juicio, la gaviota era muy fea y desagraciada como para merecer aquella corona. Por lo tanto, los nervios no eran parte de su agenda en ese momento.
Así transcurrió el concurso con todas las pruebas que las candidatas tenían que presentar. Para la sorpresa de todos la gaviota logró sobresalir en todas ellas, con su gran inteligencia y carisma, dejando una muy buena impresión en el jurado evaluador del concurso, que más tarde se dispuso a deliberar quien sería la ganadora.
Al momento de dar la decisión, todos quedaron boquiabiertos, especialmente la flaminga; pues la nueva reina de los carnavales del floral era la gaviota. Logró conquistar a todos con su carisma e inteligencia, por lo que coronarse no había sido una tarea tan difícil.
Moraleja: La flaminga con una gran desilusión, se dio cuenta de su error. Los prejuicios siempre son una mala elección, pues las personas no están determinadas únicamente por su apariencia física, sino que también tienen muchas cualidades internas y de personalidad, que pueden conquistar el corazón de muchos. Hay que ver más allá de lo que se aprecia a primera vista, y no definir a alguien por como luce.
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