La niña y la anciana
Erase una vez un grupo de niños que eran amigos, y constantemente se la vivían burlando de una ancianita que pasaba por el vecindario, a paso lento y con todos los achaques que son típicos de esta etapa de la vida. Sin embargo, dentro de este grupo burlón, destacaba una pequeña niña que era diferente, y que al ver que todos sus compañeritos se burlaban de la vieja, se molestaba y les decía que no lo hicieran.
Samantha, que era el nombre de la niña, solía ayudar a la ancianita para poder cruzar las calles, subir escaleras, recoger algún objeto que se le cayera, y cualquier otra actividad que requiriera mucho esfuerzo por parte de la ancianita, que en vista de su avanzada edad, ya no podía hacer con facilidad.
Llegó tal día que Samantha no aguantó más las burlas de sus amigos hacia la viejita, y decidió enfrentarlos. En ese momento les dijo que no podían continuar con su actitud burlista, ya que éstas personas por ser mayores de edad merecían respeto, y que fácilmente podrían ser sus abuelos o sus padres, por lo que no les gustaría que fueran tratados de la manera en como ellos trataban a la anciana.
Moraleja: siempre es importante conservar y difundir el respeto hacia las personas adultas, no porque seamos más jóvenes estamos en el derecho de burlarnos de su avanzada edad.
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