El Maya y el Azteca
Erase una vez, en una época muy remota, solo dos habitantes sobre una parte específica del suelo mexicano, se trataba de un indio maya y otro azteca. A pesar de tener que convivir juntos porque no habían muchos lugares a donde recurrir, no se llevaban bien, puesto que tenían diferentes formas de pensar tras venir de distintas tribus.
Pasaba el tiempo y los hombres nunca lograron ponerse de acuerdo sobre sus decisiones y formas de convivir, hasta que un día debían tomar una elección de la cual dependería su permanencia en la tierra. El hombre Maya estaba más acertado en su decisión, y había hecho un plan excelente que les permitiría continuar viviendo.
Pero la terquedad del Azteca fue mucho más poderosa, negándose a hacer todo aquello que le dijera el Maya solo por ser diferente y por tener orígenes distintos a los suyos. Prefirió la muerte, en lugar de doblegarse y darle la razón que tenía el hombre Maya.
Moraleja: no porque alguien sea diferente a nosotros y tenga orígenes distintos, como por ejemplo de nacionalidad, género o color de piel, debemos rechazar cualquier idea que provenga de ellos, pues esto no determinará el hecho de que quieran hacerte daño con sus decisiones o pensamientos. Hay que darles la oportunidad.
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