El guacamayo y la marmota
Fábula de Tomás de Iriarte
Un pintado de guacamayo
Desde un mirador veía
Como un extranjero payo,
Que saboyano sería,
Por dinero una alimaña
Enseñaba muy feota
Dándola por cosa extraña:
Es a saber: la marmota.
Salía desde su cajón
Aquel ridículo bicho;
Y el ave, desde el balcón
Le dijo: ¡Raro capricho,
Siendo tu fea, que así
Dinero por verte den,
Cuando siendo hermoso, aquí
Todos de balde me ven!
Puede que seas, no obstante,
Algún precioso animal;
Mas yo tengo bastante
Con saber que eres venal.
Oyendo esto un mal autor,
Se fue como avergonzado.
¿Por qué? Porque un impresor
Le tenía asalariado.
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