El jabalí y la pantera
En una selva habitaba un gran jabalí, que además de prepotente, tenía aires de superioridad y vivía constantemente adulándose a sí mismo. Vivía pregonando que no tenía rival, y que en algún eventual combate no había animal que pudiera devorarlo o superar todas sus habilidades. Pero ni él mismo se imaginaba lo que le iba a suceder un tiempo después.
En vista de la actitud del jabalí, los animales le tenían mucho respeto, de hecho, al igual que él, creían que este animal no tenía rival que lo venciera en una batalla. Pero en algunas ocasiones, decir palabras de más y halagarnos más de la cuenta, puede convertirse en un arma de doble filo en contra de nosotros mismos.
Resulta que llegó un día no esperado por el soberbio jabalí: en el camino se encontró una pantera fiera, poderosa y con mucha hambre, que al visualizar al jabalí decidió ir por él, para que se convirtiera en su alimento del día. Por supuesto que el engreído no iba a dejar pasar la oportunidad para demostrar todas aquellas habilidades y poderes que según él tenía, y que según nadie lo iba a vencer.
La pantera no tuvo muchos inconvenientes para devorarlo, y los habitantes de la selva se dieron cuenta que todo lo que decía ser el jabalí, no era cierto.
Moraleja: el que escupe para el cielo, en la cara le cae. De allí la importancia de no adularnos y tomar una actitud soberbia y engreída, así como también el no subestimar las habilidades que puedan tener los demás, ya que no sabremos con que nos sorprendan en alguna oportunidad.
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