El pinguino y el oso polar

Erase una vez en la época de otoño, un simpático y pequeño pinguino que trabajaba arduamente para recoger lo que serían sus provisiones de comida, en miras a que próximamente se acercaba la etapa del invierno, y el alimento sería más difícil de conseguir en esta época. Día tras día se esforzaba muy duro, todo con la finalidad de no quedarse sin comida, y poder sobrevivir al frío que se avecinaba.

Desde su trinchera lo veía pasar un oso, que cómodamente se acostaba solo viendo como el pequeño pinguino trabajaba y trasladaba de aquí para allá unas buenas cantidades de comida, que le bastarían para poder sobrevivir a la dura época del invierno que estaba pronta a llegar.

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Finalmente llegó el frío, y pasó lo que era de esperarse. El oso polar, muy hambriento, se acercó hasta el lugar donde vivía el pequeño pinguino, que con mucho sacrificio y esfuerzo habría logrado reunir una buena cantidad de comida y provisiones con las que podía pasar cómodamente el invierno.

Pero a su solicitud, el pinguino respondió: si tan solo hubieses trabajado igual que yo, no estarías sufriendo ni padeciendo de hambre como hoy lo estás haciendo. No puedo ayudarte porque solo tengo una cantidad de comida suficiente para mí. Debiste trabajar para conseguir tu propio alimento y salvarte de esta ola de frío.

Moraleja: no dejes que la pereza, el conformismo y el ocio se apoderen de tu vida. Lo primordial es activarte y trabajar por todo aquello que sientes que mereces, así como también por todos esas cosas que quieres tener y lograr en la vida. La planificación y el trabajo son buenos aliados, que sabiéndolos complementar te llevarán al éxito que tanto deseas. Todo es posible si tu lo buscas y trabajas por ello, así que manos a la obra.

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